martes, 19 de abril de 2011

El clan Luksic se compra el país

Punto Final


E l 7 de abril la prensa económica y la del duopolio celebraron el control compartido de la Compañía Sudamericana de Vapores, CSAV, entre los grupos Luksic y Claro, resultado de una operación de los Luksic que consistió en la compra del 18 por ciento de las acciones de la compañía al grupo Claro por 240 millones de dólares. Con esta adquisición, que Luksic realizó a través de su holding Quiñenco, añadió un nuevo rubro de negocios a su ya bien diversificada cartera. CSAV tuvo ventas el año 2010 por más de cinco mil millones de dólares, lo que marcó un récord histórico para la empresa; las ganancias fueron de más de 170 millones de dólares y transportó 2.894 contenedores, un 62 por ciento más que el año 2009.
Aquel mismo día, en el diario La Tercera esta información apareció junto a la publicación de un aviso a página completa de Minera Esperanza, anunciada como “una empresa de Antofagasta Minerals”. El mensaje publicitario informaba la inauguración de Minera Esperanza, “la nueva compañía del grupo chile-no Antofagasta Minerals y su socio japonés Marubeni”, alianza que, anota el aviso, abre “nuevas oportunidades a los hombres y mujeres de la región de Antofagasta”. Un mensaje que fue amplificado el fin de semana, esta vez como suplemento dominical de El Mercurio . Que nadie olvide, vuelven a repetir, la respon-sabilidad social empresarial y a la minería como “motor del desarrollo”, como generador de oportunidades y empleo.
La relación entre la noticia de CSAV y de Antofagasta Minerals en La Tercera es directa. Ambas compañías están controladas por el grupo Luksic, que en los últimos meses se ha expandido de forma explosiva profundizando negocios tradicionales y comprando otros en diferentes áreas. Una semana atrás, Quiñenco había comprado la cadena de distribución de combustible Shell Chile a la transnacional del mismo nombre por 614 millones de dólares. A través de esta operación, el grupo Luksic adquirió 300 estaciones de servicio distribuidas por todo el país, que realizan unas 180 mil transacciones comerciales diarias. Se trata de “una inversión muy atractiva por su carácter de consumo masivo y de contacto con el cliente”, comentó a la prensa Francisco Pérez Mackenna, gerente general de Quiñenco. La distribución de combustible en Chile está controlada por el grupo Angelini, que ostenta el 62 por ciento del mercado, sin embargo analistas del rubro estiman que Quiñenco, ahora en el segundo lugar de la comercialización de combustibles, busca disputarle ese liderazgo.

Siempre por más

Pero Luksic va por más. La colombiana Terpel vendió hace un tiempo sus activos a Copec, operación por la que la empresa de Angelini aumentó su participación de mercado a un 73 por ciento, situación que puso en alerta al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia. Tras el aviso, Copec puso en venta a Terpel, oferta que es de interés del grupo Luksic. La primera semana de abril, Guillermo Luksic, presidente de Quiñenco, dijo a la prensa que “no entramos al negocio para ser actores chicos, queremos ser actores grandes”, por lo que es altamente probable que en el corto plazo compren Terpel a Copec y aumenten su participación en el mercado de los combustibles desde el actual 15 por ciento, con Shell, a casi un 25 por ciento.
En el mercado hubo otro rumor: el interés del grupo Luksic de ingresar al negocio de las multitiendas con la compra de La Polar, de propiedad de un fondo de inversión. Aun cuando los ejecutivos del conglomerado negaron el rumor, los actuales resultados que tiene este sector hacen dudar de esta negativa. El año pasado las ganancias de este sector fueron impresionantes. Falabella ganó 883 millones de dólares, un 69 por ciento más que en 2009, en tanto Cencosud (Almacenes Paris), tuvo una utilidad de 603 millones de dólares. Ripley tuvo ganancias por 107 mi-llones de dólares, frente a sólo 10,7 millones obtenidos en 2009, lo que representa un increíble aumento de 970 por ciento.
Por aquellos mismos días, Madeco, otra empresa Luksic, subió su participación hasta el 20 por ciento en la compañía francesa de cables Nexans, en una operación por 290 millones de dólares. En tanto, a inicios de marzo, realizó una histórica inversión minera por seis mil mi-llones de dólares en nuevos yacimientos en la Región de Antofagasta a través de Antofagasta Minerals, región en la que ya opera a través de El Tesoro y la mencionada Esperanza. El año pasado este conglomerado minero obtuvo ganancias por 1.051 millones de dólares con una producción de 521 mil toneladas de cobre. Para esta década, sus aspiraciones son llegar a producir un millón de toneladas.
Pero la noticia más llamativa de este grupo, aun cuando se trató de un negocio menor, fue la compra y toma de control en una operación de 55 millones de dólares del Canal 13 de TV, lo que le otorga un nuevo poder, el de las comunicaciones. Luksic compró la endeudada estación de televisión el año pasado, en un momento de expansión de la economía y fuerte aumento del consumo interno y de la inversión publicitaria. Tras haber caído durante los dos años precedentes por efecto de la crisis económica, la inversión publicitaria tuvo una recuperación en 2010, para llegar a unos mil millones de dólares, la que continuará durante el año en curso. Si consideramos la fuerte presencia que tiene el grupo Luksic en otros sectores de la economía y en el consumo de masas, no es difícil deducir que, tal como en tantas otras industrias y servicios, se caracterizará por la agresividad ante su competencia.
El grupo Luksic, dirigido por los tres hijos de Andrónico Luksic Abaroa, -Andrónico y Guillermo Luksic Craig y Jean Paul Luksic Fontbona-, tiene dos grandes áreas de negocios: la minera, organizada bajo Antofagasta Minerals, y la comercial, industrial y financiera, bajo el alero de Quiñenco. De esta matriz dependen la empresa manufacturera de cobre Madeco y Nexans, la empresa embotelladora de cervezas y refrescos CCU, CSAV, Shell y, por cierto, el Banco de Chile. Un conglomerado de empresas que tuvo grandes resultados comerciales y financieros el año pasado.

Ganancias por 1.677 millones de dólares

Según la prensa especializada, el grupo tuvo ganancias en 2010 por 1.677 millones de dólares, 75 por ciento más que en 2009. De ese total, 822 millones procedieron de las inversiones mineras y el resto de las empresas de Quiñenco. Un resultado impresionante, toda vez que el promedio de las empresas que cotizan en la Bolsa chilena aumentaron sus ganancias en un 45 por ciento.
Con estos resultados, según la revista estadounidense Forbes la familia Luksic está ubicada como la tercera fortuna de Latinoamérica, sólo tras el mexicano Carlos Slim -el más rico del mundo- y el brasileño Eike Batista, conocido en Chile por su gigantesca inversión en la termoeléctrica Castilla. La familia encabezada por Iris Fontbona, viuda de Andrónico padre, y los hermanos Andrónico, Guillermo, Jean Paul, Gabriela y Paola Luksic, tienen un patrimonio de 19.200 millones de dólares.
Pero otros indicadores le asignan aún más recursos a estos millonarios. Un estudio de Compass Group publicado en enero destacó que en promedio las grandes fortunas latinoamericanas aumentaron en 2010 un 30 por ciento su patrimonio respecto a 2007, año marcado como la antesala de la gran crisis financiera. A los Luksic les otorga un patrimonio bursátil de casi 49 mil millones de dólares, fortuna que es lejos la mayor de Chile.
El análisis destaca también el crecimiento de ésta y otras fortunas durante este período de tres años. Aunque los Luksic aumentaron su patrimonio en un 90 por ciento, hubo otros millonarios chilenos que tuvieron aún mejor desempeño. Alvaro Saieh, el multimillonario dueño de Copesa, Supermercados Unimarc y Corpbanca, entre otras muchas inversiones, aumentó sus recursos en 162 por ciento, para amasar a enero de 2011 un patrimonio bursátil de 4.123 millones de dólares. Otros nacionales que acumularon miles de millones fueron los dueños de Falabella (Solari-Del Río), con un crecimiento del 127 por ciento y 26 mil millones y Cencosud (Paulmann), con un aumento del 117 por ciento y activos por más de 17 mil millones de dólares.
Pero sin duda en América Latina fue el brasileño Eike Batista el que batió todos los records posibles de enriquecimiento a corto plazo: ¡sus bienes crecieron 432 por ciento en tres años!
Al observar este estudio hay un fenómeno que por su evidencia debiera ser motivo de escándalo ciudadano: el vertiginoso proceso de enriquecimiento de estos grupos refleja también un aceleramiento del proceso de concentración de la riqueza. Porque en Chile la opulencia de unos lleva a la carencia de otros.
Cuando se publicaron las cifras de pobreza y distribución de la riqueza de Mideplan, la medición de ese estudio abarcó un período muy similar al análisis de Compass Group. El informe de Mideplan con la última encuesta Casen publicada en 2010 constata estas contradicciones. La expansión económica no sólo ha generado una concentración inédita de la riqueza en un reducido grupo de la población, sino que ha expandido también los niveles de pobreza.
Al observar la evolución en la distribución del ingreso, éste presenta un empeoramiento desde 2006. Si aquel año el grupo de los más ricos obtenía el 38,6 por ciento de toda la riqueza, ahora pasó a apropiarse del 40,2 por ciento. Y lo mismo con la pobreza, que pasó desde un 13 por ciento en 2006 a un 16 por ciento en 2009, para saltar a casi un 20 por ciento tras el terremoto.

Bueno para Luksic, malo para el país

Lo que probablemente sea beneficioso para el clan Luksic, para sus socios, aliados y accionistas, no lo es para el resto del país. Es perjudicial para los trabajadores y consumidores, a pesar de la publicidad de la minera Esperanza. La concentración de la riqueza y de los mercados genera también una concentración del poder en una elite, cuyos efectos quedan en evidencia al observar la inspiración y sentido del modelo neoliberal. Aquella trenza entre las grandes corporaciones a través de “alianzas estratégicas”, así como la integración vertical entre sus diversos mercados (desde la extracción, producción y distribución) ha creado un compacto núcleo económico en todos los mercados rentables, impidiendo el ingreso de nuevos competidores y desplazando a los debilitados tradicionales. Una trenza compacta de oscuro poder, que explica en gran medida el deletéreo fenómeno de la inequidad en la distribución de la riqueza.
Todos los sectores en los cuales existen inversiones de los grandes grupos son también las áreas más rentables de la economía, las que a su vez están muy distorsionadas y corruptas por la excesiva concentración del mercado. Si hay competencia, ésta se reduce a dos o tres grandes corporaciones, las que finalmente, como es el caso de las cadenas de farmacias, supermercados o la misma banca, llegan a pactos, ya sea implícitos o abiertos, como ha sido la colusión farmacéutica.
Una de las grandes inversiones de Luksic es el área financiera, un sector de la economía altamente concentrada con características de oligopolio y prácticas de cartel. Esto significa que son los dos o tres grandes actores, a veces de manera concertada, los que imponen en el resto las reglas del juego. Desde 1990 a la fecha el número de bancos ha caído desde 40 a 25. Pero no es sólo un asunto de cantidad, sino de concentración del mercado crediticio. Si en 1990 tres bancos (Santiago, Chile y Osorno) controlaban el 31 por ciento de los créditos, en 2010 otros tres (Chile, Santander Chile y BCI) detentan el 52,4 por ciento. De estos tres, sólo dos, el Chile y el Santander, tienen casi el 40 por ciento.
Basta ver los resultados para corroborar esta afirmación. El año pasado el Banco de Chile, controlado por Luksic, tuvo una ganancia de 808 millones de dólares, cifra que reflejó un crecimiento del 47 por ciento respecto a las utilidades de 2009.
¿Y por qué este negocio es clave? Porque desde ahí se maneja la economía interna.
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 731, 15 de abril, 2011)
www.puntofinal.cl

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